Mi querido hijo... Que seas el sacerdote Misionero del Espíritu Santo que Jesús tiene prometido al Padre Celestial, a ese Pade amadísimo a quien Jesús nos enseñó a llamar Padre y a quien debemos amar sobre todas las cosas. Con todo mi corazón le pido a Dios que te haga santo, para que después que termines la misión que te encomendó en la tierra, goces eternamente del ielo en la unión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, único fin por lo que fuiste creado.... Te bendigo con toda mi alma. Rosario.
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